domingo, 17 de junio de 2012

No leas en voz alta.



Antes que empezar mi relato, no pido que lo creas, dudo que lo creas la verdad, tan solo te pido que lo leas atentamente, puedes hacerme ese favor, ¿No?.
Bien, debo empezar diciendo que soy un chico como cualquiera, voy a la universidad, salgo con amigos y claro, también una que otra vez tengo de ocio estar en el computador. Me gusta todo lo que tenga que ver con lo paranormal ¿Qué puedo decir? Simplemente me llama la atención, leo seguido historias por Internet, me gusta investigarlas, me emociona de algo forma ello y hasta siento cierto morbo, si, se que eso no es algo tan normal ¿o si? Bueno, tampoco es que eso sea lo importante en este relato pero es bueno saberlo, saber que a alguien tan “normal” como yo le pudo pasar algo que hasta el día de hoy no se lo explica.
Aún recuerdo el día que comenzó todo, era miércoles, la fecha exacta no la recuerdo pero era invierno, tenia vacaciones por lo que podía hacer lo que quisiera, dormir tarde, comer a la hora que quisiera… Aclaro también que esas semanas estaba solo, mis padres habían ido a otra ciudad a ver a los hermanos de mi madre, yo no quise ir puesto que sabía que mi aburrimiento allí seria mucho. En fin, eran aproximadamente las doce de la mañana, hacia frío y había dormido hasta esa hora porque la noche anterior me había quedado hablando con unos amigos por msn. Lo primo que hice fue levantarme y dejar salir a mi gato al patio, luego revise lo que había para preparar la comida luego, me bañé y volví a mi habitación, como de costumbre encendí la computadora y lo primero que hice fue ver una pagina de historias de miedo haber si habían actualizaciones –La noche anterior había leído todas las que había podido-, para mi fortuna efectivamente había una historia nueva hace tan solo unos segundos publicadas, emocionado hice click en la historia para comenzar a leer. Unos minutos pasaron, la página no cargaba, algo que me extraño, pues tenia una Internet rápida. Más minutos pasaron, mi desesperación aumentaba, si me preguntan porque seguía esperando que cargaba, no sabría que responder, lo normal hubiera sido cerrar la pagina, ¿No?. Finalmente cargo, un alivio para mi pero… había algo extraño, no era la pagina que acostumbraba a leer, los colores de esta pagina eran extraños, ni siquiera puedo describirlos bien, pero eran colores vivos, parecía que se salieran de la pantalla. Igualmente me parecía una buena página y mi morbo era mayor.
La historia estaba en un post e inmediatamente empecé a leerla, pero no se podía decir que era una historia, cuando observe la publicación tan solo estaban escritas palabras extrañas –No las voy a escribir, no me lo pidan-, cabe destacar que cuando leo lo hago en voz alta. Bueno, me pareció absurdo, una broma de mal gusto pero ya había leído de todas formas esas extrañas palabras, grave error. No pasaron ni tres segundos y sentí un fuerte ruido en el primer piso –Mi habitación esta en el segundo-, baje tan rápido como pude, había tomado mi raqueta de tenis por si cualquier cosa, peor resulto que no había absolutamente nada, suspire de forma pesada y volví a subir, para mi sorpresa al regresar, mis cuadernos, juegos etc, estaban todos desordenados, fue la primera vez en mi vida que sentí un inmenso miedo ¿Qué estaba pasando?. No supe como reaccionar, estaba supuestamente solo en casa ¿Cómo había ocurrido algo como eso? Mi primera opción fue pensar en llamar a policía pero rápidamente descarte eso al sentir ciertas y burlonas risas en el piso de abajo, me asome por las escaleras nuevamente encontrándome que no había nada, ya concluyendo que esto era algo sobrenatural.
Pasaron unos minutos y parecía todo calmado una vez más, tenía miedo y era normal por lo que no pensé en ningún momento en investigar mi casa, me encerré en mi habitación y de nuevo me senté frente al escritorio donde estaba el pc, me decía a mi mismo que era producto de mi imaginación, sugestión por tantas historias leídas. Levante mi mirada para ver el monitor, la pagina extraña de antes había desaparecido y estaba nuevamente en la pagina que acostumbraba a frecuentar, la actualice y extrañamente la “historia” de antes había desaparecido, pregunte por el chat si alguien más la había visto pero nadie lo había hecho, extrañado no seguí insistiendo en el tema pero conté lo que me había pasado con los ruidos y risas a los usuarios conectados. En ese momento nadie quiso hablar, pensaba que se animarían a decir algo siendo que como yo, le gustaban esas cosas, pero nada. Uno de los conectados se decidió a escribir por fin, tan solo me dijo “Si lo que dices es cierto amigo, es mejor que huyas cuanto antes, antes dijiste algo sobre una historia extraña, ¿verdad? ¿Tenia unas frases extrañas?” Le conteste que si, “Mira, como sabes muchas historias de terror son falsas, pero hubo una vez que publicaron una de la historia sobre otra historia que al hacerle click te redirigía luego de varios minutos a una pagina sumamente extraña y con la publicación de la historia, el autor decía que la publicación tan solo tenia palabras sin sentido pero que realmente era una invocación diabólica por lo que no se debía pronunciar en voz alta, el autor publico las palabras pero luego de días borraron la historia de aquí, por el hecho que muchos chicos pensando que era un Creepypasta lo habían pronunciado, luego decían por el chat que sentían ruidos, risas y hasta gritos, varios días después jamás volvían a aparecer por la pagina y una que otra persona que investigaba esto se encontraba con la sorpresa que los chicos habían muerto, cierta la historia que te cuento o no, ten cuidado”. Era realmente escalofriante, sobretodo porque explicaba todo lo que había pasado hasta ahora.
Lleno de miedo y angustia, gire mi cabeza para levantarme pero justo al momento de girarme mis ojos se encontraron a centímetros de un rostro deforme, no era humano, sus ojos eran grandes y penetrantes, al mismo momento gritó, todo esto paso en segundos y yo llorando de solo el miedo cerré mis ojos, al abrirlos esa cosa se había ido. Sentía escalofríos, los pelos de mi mis brazos estaban de punta y al otro lado de la puerta de mi habitación se escuchaban pasos, no de una persona o dos, de muchas y pisadas fuertes, risas malévolas, burlonas, no sabia que hacer, no se imaginan el miedo que experimentas en una situación así. Abrí la puerta temeroso, esperando cualquier cosa pero si iba a morir algo, no tenia sentido esperar y dejar que esas cosas jugaran conmigo, para mi sorpresa, no había ya nada.
Debo decirles que hasta el día de hoy, esas cosas me siguen pasando no es todo el tiempo menos mal, no puedo decir que ya me he acostumbrado y ahora mismo escribo esto temeroso, esperando que esas cosas diabólicas no tengan ganas de jugar conmigo hoy, aunque confieso que me siento observado, probablemente en este mismo momento estén riendo para si mismos, burlándose de mi mientras escribo esto para desahogarme, para saber que aun mantengo algo de cordura, pero que esas criaturas no piensen que me están ganando, después de todo, no pueden seguir jugando conmigo si me quito la vida.



La Locura


Investigadores Rusos a finales de los 40´s mantuvieron a 5 personas despiertas por 15 días utilizando un estimulante basado en gas. Los tuvieron encerrados en un ambiente sellado para monitorear cuidadosamente el uso de oxígeno, de manera que el gas no los matase, debido a las altas concentraciones de gas. Esto fue antes de que existiera el circuito cerrado, por lo que tuvieron que usar micrófonos y ventanas con grosor de 5 pulgadas para observar a los sujetos.. El cuarto estaba lleno de libros, cobijas para dormir -pero ninguna cama-, agua corriente, baño y la suficiente cantidad de comida para que los 5 sobrevivieran por un mes.
Los sujetos de prueba eran prisioneros políticos y de guerra declarados enemigos del estado durante la Segunda Guerra Mundial.
Todo estuvo bien por los primeros 5 días; los sujetos rara vez se quejaban después de que (falsamente) se les había prometido su libertad si aceptaban tomar parte de la prueba y no dormir por 30 días. Sus conversaciones y actividades fueron monitoreadas y los científicos notaron que conforme pasaba el tiempo, ellos hablaban sobre incidentes traumáticos de su pasado.
Después de 5 días se empezaron a quejar de las circunstancias y eventos que los llevaron a donde estaban y empezaron a demostrar paranoia severa. Dejaron de hablar entre ellos, y comenzaron a murmurar de manera alterna en los micrófonos. De manera extraña, todos parecían creer que podían ganar la confianza de sus captores si traicionaban a sus camaradas. En un principio se creyó que esto era un efecto del gas.
Después de 9 días, el primero de ellos empezó a gritar. Corría por todo el cuarto gritando repetidamente por 3 horas seguidas. Después, trato de continuar gritando, pero solo podía dar un grito ocasional. Los científicos postularon que físicamente se había destrozado las cuerdas vocales. La parte mas sorprendente de este comportamiento fue como sus compañeros reaccionaron a esto. O mejor dicho, como no reaccionaron… Continuaban murmurando en los micrófonos hasta que el segundo de los prisioneros comenzó a gritar. Dos de los prisioneros que no gritaban, tomaron los libros y llenaron pagina tras pagina de sus propias heces, y de manera calmada, los pusieron sobre las ventanas del cuarto. Los gritos cesaron de repente.
Al igual que los murmullos de los micrófonos.
Pasaron otros 3 días. Los investigadores checaban los micrófonos constantemente para asegurarse de que trabajaban, porque creían que era imposible no escuchar sonidos con 5 personas dentro. El consumo de oxigeno indicaba que los 5 debían seguir vivos. De hecho, el consumo de oxigeno era el necesario para 5 personas que hacían ejercicio extenuante. En la mañana del catorceavo día, los investigadores hicieron algo que no debían hacer para llamar la atención de los prisioneros: Utilizaron el Intercom dentro del cuarto, esperando provocar respuestas de los prisioneros, pues temían que estuviesen muertos, o en estado vegetal.
Anunciaron: “Abriremos el cuarto para probar los micrófonos. Aléjense de las puertas y acuéstense con las manos atrás en el piso o se les disparara. Se le otorgara la libertad a uno de ustedes si obedecen”.
Para su sorpresa, escucharon solo una frase, con voz calmada: “No queremos ser liberados”.
Hubo gran debate entre los investigadores y fuerzas militares que financiaban el proyecto; sin poder provocar mas respuestas utilizando el Intercom, finalmente se decidió abrir el cuarto a la media noche del día numero 15.
Se limpio el gas del cuarto, y se lleno de aire fresco. Inmediatamente, voces de los micrófonos, empezaron a objetar. Tres voces diferentes rogaban por la vida de sus seres queridos, que encendieran el gas nuevamente. Se abrió el cuarto para sacar a los prisioneros. Gritaron mas fuerte que nunca, al igual que los soldados, cuando vieron lo que había dentro: Cuatro de los sujetos seguían “vivos”.
Las raciones de los pasados 5 días no habían sido tocadas. Habían pedazos de carne de las costillas y pantorrillas del sujeto muerto colocados dentro del drenaje del centro del cuarto bloqueándolo, permitiendo que 4 pulgadas de agua se acumulara en el piso. Los cuatro “sobrevivientes” también tenían pedazos de piel y carne arrancada de sus cuerpos. La destrucción de tejidos y la exposición de huesos en la punta de sus dedos indicaba que las heridas fueron infligidas por las manos, y no con los dientes, como era de suponerse. Al examinarlos, se descubrió que la mayoría de las heridas fueron auto infligidas en su mayoría.
Los la piel y los órganos detrás de las costillas fueron removidos; mientras que el corazón, los pulmones y el diafragma seguían en su lugar. El tracto digestivo de los cuatro sujetos podía verse trabajar, digiriendo comida. Rápidamente se hizo aparente estaban digiriendo su propia carne, y que ellos la arrancaron y se la comieron en el transcurso de los días.
La mayoría de los soldados eran fuerzas especiales Rusas en las instalaciones, pero aun así, muchos se negaron a regresar al cuarto para sacar a los prisioneros. Éstos sin embargo, insistían a gritos que los dejaran dentro y de manera alterna rogaron y demandaron que se encendiera el gas nuevamente, para evitar quedarse dormidos.
Para sorpresa de todos, los sujetos pusieron una resistencia feroz durante la extracción. Un soldado Ruso falleció cuando un sujeto le mordió el cuello, otro fue gravemente herido cuando otro de los prisioneros le mordió la arteria femoral y los testículos. Otros 5 soldados perdieron la vida, si se cuentan a aquellos que se quitaron la vida en las semanas consecuentes al incidente.
Durante la lucha, uno de los prisioneros daño su bazo, sangrando de manera casi inmediata. Se intentó sedar al sujeto, pero fue imposible. Se le inyectó más de 10 veces de la dosis humana de Morfina, y aun así lucho como un animal rodeado, rompiendo las costillas y un brazo de un doctor. Se veía latir su corazón al máximo por dos minutos completos, mientras se desangraba, ycontinuó gritando por mas de 3 minutos, atacando a quien se le acercara, repitiendo la palabra “más” una y otra vez, cada vez mas débil, hasta que cayó en silencio.
Los otros 3 sobrevivientes, fueron inmovilizados fuertemente y llevados hacia instalaciones médicas. Dos de ellos, con cuerdas vocales intactas, demandaban continuamente más gas para permanecer despiertos.
El más herido de los tres, fue llevado al único cuarto de cirugía que había en las instalaciones. En el proceso de su preparación para colocar nuevamente sus órganos en su lugar, se notó que el sujeto era totalmente inmune a los sedantes. Peleó furiosamente cuando el gas anestésico se le estaba colocando. Se necesitó un poco más de anestesia de la normal para sedarlo, pero al momento que sus ojos se cerraron, su corazón se detuvo. En la autopsia, se encontró que en su sangre había 3 veces la cantidad normal de oxígeno. También se rompió 9 huesos en la lucha para no ser controlado.
El segundo sobreviviente, era el que primero gritó del grupo. Con sus cuerdas vocales destruidas, el no pudo objetar la cirugía, y solo reaccionaba agitando violentamente la cabeza en desacuerdo cuando se le administraba el gas anestésico. Afirmó violentamente con la cabeza cuando alguien sugirió hacer la cirugía sin anestesia, y no reaccionó durante la misma, que duro 6 horas en la cual se intentó reemplazar sus órganos abdominales y cubrirlo con lo que quedaba de su piel. El cirujano afirmó que era médicamente imposible que el sujeto siguiera con vida. Una enfermera aterrada que ayudó en la cirugía, comento que la boca del paciente formaba una sonrisa cada vez que sus ojos se encontraban.
Cuando la cirugía termino, el sujeto miró al cirujano y empezó a hacer sonidos fuertemente, como tratando de hablar. Asumiendo que esto era de gran importancia, el cirujano le entrego un papel y una pluma, para que el paciente pudiera comunicarse. “Sigue cortando” escribió…
Se le hizo la misma cirugía sin anestesia a los otros dos sujetos. Se les tuvo que inyectar un paralítico, pues ellos reían constantemente, y le era imposible realizar la operación al cirujano. Una vez paralizados, solo podían interactuar con sus ojos. En el momento en que pudieron hablar nuevamente, exigieron una vez más el gas estimulante. Los investigadores trataron de averiguar porque se lastimaron de esa forma a si mismos, y por qué querían el gas nuevamente.
La única respuesta fue: “Debo permanecer despierto”.
Se reforzó a los 3 sujetos y los devolvieron al cuarto, para espera de su destino. Los investigadores, enfrentando la furia de sus “benefactores” militares por haber fallado las metas del proyecto, consideraron dar eutanasia a los prisioneros. El comandate, un ex-KGB vio potencial en el proyecto, y en su lugar decidió ver que pasaría si ponían el gas nuevamente. Los científicos se negaron rotundamente, pero al final, tuvieron que aceptar.
En preparación para ser sellados nuevamente en el cuarto, los prisioneros, fueron conectados a un monitor EEG. Para sorpresa de todos, los tres dejaron de pelear en el momento que se dieron cuenta que los regresarían al gas. En este momento, era obvio que los tres estaban haciendo un gran esfuerzo por mantenerse despiertos. Uno de los prisioneros estaba murmurando una canción; el sujeto mudo, peleaba con sus ataduras de piel, como si tratara de enfocarse en algo. El último sujeto mantenía su cabeza en la almohada, y parpadeaba rápidamente. Siendo este el primero al que se le puso el EEG, la mayoría de los investigadores monitoreaban sus ondas cerebrales con sorpresa. Eran normales la mayor parte del tiempo, aunque algunas veces aparecía una línea recta de manera inexplicable. Parecía que repetidamente sufrían de muerte cerebral. Mientras analizaban los datos, una enfermera notó que los ojos del sujeto se cerraron. Sus ondas cerebrales cambiaron inmediatamente por las de sueño profundo, luego se pusieron rectas, y de manera simultanea, su corazón se detuvo.
El único sujeto que quedaba que podía hablar comenzó a gritar para que lo encerraran en ese momento. Sus ondas cerebrales mostraba las líneas rectas del sujeto que acababa de morir por quedarse dormido. El comandante dió la orden de sellar el cuarto con los dos prisioneros dentro, junto con 3 de los científicos. Uno de los 3, inmediatamente tomó un arma y abrió fuego contra el comandante, matándolo de un tiro entre los ojos. Después apuntó al prisionero mudo,y le voló el cerebro.
Apunto al prisionero que quedaba vivo, mientras que los demás investigadores escaparon del cuarto. “No me encerraran con estas cosas! No contigo!”, le gritaba al prisionero que estaba atado al camastro. “QUE ERES?!” Demandó. “Necesito saber”!”
El prisionero sonrió
Tan fácilmente te has olvidado de mi?”, el prisionero preguntó. “Somos ustedes”. “Somos la locura que esta encerrada en todos ustedes, rogando por libertad en cada momento de tu vida, desde lo mas profundo de tu mente animal. Somos aquello de lo que te escondes en tu cama todas las noches. Somos lo que duermes y silencias y paralizas cuando te vas a tu cielo nocturno, donde no te podemos alcanzar”.
El investigador hizo una pausa. Apunto al corazón del prisionero y disparo.
El EEG mostró una línea recta mientras el sujeto débilmente murmuró “Casi… tan… libre…” “

El Gato sin Ojos



“Escribo porque no tengo nada mejor que hacer, porque necesito que sepan la verdad y porque es lo único que él me deja hacer.
Lo que ocurrió es tan bizarro, paranormal e ilógico que no podría imaginar que mucha gente crea lo que estoy por contar. Soy un escritor de una editorial muy exigente, justo había terminado una buen libro de auto superación, pero tenía errores y me habían obligado a corregirlos para entregarlo de nuevo una semana después.
Siempre fui un amante de los animales y no estoy en mi ciudad natal, vine porque en esta ciudad esta el plantel principal de la editorial, solo estoy de viaje y vengo de lejos, no pude traer mis mascotas por lo largo del viaje, estoy en un pequeño departamento sin compañía, iba directo a una tienda de mascotas para conseguir un compañero temporal, y no sentirme solo mientras estaba encerrado arreglando los pequeños errores del libro
Camino hacia el lugar me tope con un gato que no tenía ojos. Extrañamente no me dio miedo, incluso me dio lástima, así que decidí tomarlo. Justo ahora me arrepiento de haberlo hecho.
Lo llevé a revisar a con un veterinario para ver que no tuviera algo grave, solo tenía una pequeña infección en la pierna, pero apenas estaba emergiendo, así que fue fácil erradicarla. En la sala del veterinario era fácil notar que yo era el único al que no le daba asco la situación del gato, nunca le puse nombre, tanto por que no me dio tiempo, como que todavía no me quería encariñar tanto con el.
Una vez en casa lo dejé que jugara libre por el apartamento. A pesar de estar ciego parecía saber exactamente donde estaba y como moverse por el lugar, no me pareció extraño, solo pensaba en lo prepotente que se habría de sentir el pobre animal.
Mientras él jugaba, yo comencé a corregir los primeros errores del libro en mi laptop. Inmediatamente me fui a dormir, todo normal, fue a la mañana siguiente cuando todo comenzó.
Créanme o no, cuando desperté, había frente a mi (yo volteando directamente al techo) un hombre viéndome a los ojos, parado a un lado de mi cama, o eso creía que hacía, pues ese hombre no tenia ojos con que verme, solo veía un par de cuencas vacías. Grité como cualquier persona normal lo haría, estaba paralizado, en eso el hombre se deja caer al piso para andar a cuatro patas, se acurruca en una esquina, saca de su bolsa una libreta con una pluma y comienza a escribir.

Tuve la fuerza de levantar la cabeza, el hombre no reaccionó, poco a poco me levanté, aprovechando lo concentrado que estaba él en su libreta, me acerqué a la puerta y la intenté abrir. Tenía algo abajo que lo atoraba; intenté sacarlo, cada vez con más desesperación y sin ningún efecto positivo. Me acerqué a la ventana, estaba tapizada de mucho papel de libreta, era la base en la que había comenzado a escribir mi libro, apenas pocos rayos de luz entraban, lo suficiente para iluminar la habitación. Intenté quitarlos pero parecían estar perfectamente aferrados a la ventana, la golpeé sin un buen resultado.
Volteé y desde su esquina el hombre me estaba observando fijamente, con la fuerte oscuridad interna de sus ojos. Con mucho miedo y temblando demasiado me esforcé en preguntarle: “¿quien eres?, ¿qué quieres de mi?” recibí un fuerte maúllo a cambio, me hizo pensar un poco y busqué un poco en el cuarto, aun temblando y con su mirada inexistente, fija y penetrante encima de mi. No veía al gato ciego en ningún lado; entonces lo noté: aquello que tanto me observaba era mi gato
Al notar que me había dado cuenta de lo que ocurría, el se me acercó, yo desesperado intentaba alejarme de el en vano, y se arrulló conmigo ronroneando, a estas alturas yo estaba a punto de llorar. Cuando vi que se durmió, intenté pensar alguna solución, en ese momento no pude hacer nada, pues si me movía seguro el se despertaría, sin saber como ni porqué, caí dormido.
Desperté y el estaba de nuevo en su esquina escribiendo en su pequeña libreta, esta vez volteando hacia mi varias veces para luego continuar escribiendo en su libreta, me levanté, esta vez con mas confianza porque noté que él no planeaba hacerme daño. Me dió hambre, entonces volvió el pánico de nuevo, estaba encerrado en mi propia habitación, no podía salir a la cocina, no tenía que comer. Mientras pensaba esto escuché un pequeño crujido, era el estómago del gato: los dos volteamos al mismo punto, su panza, luego él me volteó a ver a mí, sin nada que hacer, y yo con los nervios de punta por su mirada oscura tan penetrante le dije un poco tartamudo: “no puedo salir a la cocina, solo si me dejas salir podremos comer” al oir esto me observó por dos segundos más y volvió a su libreta, pensé y busqué soluciones, no había ninguna, estaba y sigo encerrado aquí, con él.
Solo pude pensar en una cosa, en un solo plan: que me rescataran, en menos de una semana la editorial notaría que no aparecí, intentarían contactarme, no respondería, hablarían a la policía e irrumpirían aquí, si el gato pudo volverse humano, o humanoide, o lo que quiera que sea eso, podrá volver a lo que antes fue, entonces parecerá que simplemente me encerré yo solo aquí, y el gato saldrá inocente y atrapará a alguien más. En este momento comienzo a escribir esto, para que cuando entren aquí y me vean muerto de hambre, lean esto y se encarguen del maldito gato.
Han pasado tres días de lo último que escribí, muero de hambre y parece ser que él también, pero no hace nada, sigue escribiendo, sigue observándome, pareciera que me analiza, soy su experimento, soy su muñeco de prueba, ¿Qué quiere de mi?, ¿por qué hace esto?, ¿no fui al único al que se lo ha hecho?, quiero salir de aquí, quiero que ese gato se aleje de mi, no le puedo hacer nada, no cambiaría nada, seguiré atrapado aquí si lo mato, debo seguir su juego, terminar su prueba, quizás así me deje salir, quizás así quede en libertad, solo debo esperar, dejarlo a él terminar, no preocuparme y seguir tranquilo, estoy al borde de la locura, ayuda por favor, AYUDA, AYÚDENME, NO QUIERO SEGUIR AQUÍ, AYUDA!”
Texto encontrado junto a un cuerpo dentro del departamento, el cuerpo se encontró en la cama, sobre él un gato negro y sin ojos. Al cuerpo le faltaban partes de su piel, debajo de las manos habían restos de carne, y lo más espeluznante, parecía que alguien le había arrancado los ojos. Los policías antes de leer esto creían que el estrés había llevado al escritor al borde de la locura, para encerrarse el solo y alimentar a su gato y el mismo con su propia carne, el diario encontrado a un lado del cadáver dio a entender otra cosa. En cuanto los policías entraron al cuarto el gato volteó y los miró con la profunda oscuridad de sus cuencas vacías. Miró fijo a uno de los policías ahí presentes y extrañamente ese fue el único al que el pánico no poseyó, tomó al gato entre sus brazos mientras registraban el lugar. Al irse todos, y antes de que alguien pudiera leer el diario, ese policía se fue directo a su casa con el felino. Desde hace 4 días no se tienen noticias de él ni de su familia.”



Oblivion



Sus ojos se abrieron de repente. La grisácea claridad de una luz que parecía venir de todas partes hirió sus pupilas. ¿Cuánto tiempo llevaba dormido? No lo sabía con certeza. Su cabeza daba vueltas y sentía los miembros entumidos. ¡Dios, que frío tan horrendo le invadía! Se incorporó, lentamente, y miró, confundido, la habitación en la que se encontraba. ¿No era ese su cuarto de siempre, su lugar seguro? No, no sabía bien cómo, o por qué, pero las cosas se veían… diferentes.
Caminó, lentamente, hacia la puerta. ¡La puerta! ¿Dónde estaba la puerta? El muro desnudo parecía burlarse de su desconcierto. En su lugar, estaba un espejo. El mismo espejo que le vigilaba al dormir. “No te mires”, pensó. “Hagas lo que hagas, ¡no te mires!”.
Casi inmediatamente, se rió nerviosamente de su temor. ¿Por qué no habría de verse en el espejo?, ¿a qué podría temerle? Era sólo su reflejo… ¿O no? Y, sin embargo, no lograba reunir el valor de hacerlo. De alguna manera sentía que no le iba a gustar lo que vería. ¡Todo era tan diferente! Todo lo que lo rodeaba era extraño, como si, por un segundo, casi no pudiera reconocer su propia casa. El hogar que tanto amaba.
Intentó vanamente frotar sus manos para mitigar el frío terrible que le invadía.
“Quizá…”, calculó, mientras se acercaba con pasos vacilantes hacia el gran espejo ovalado que semejaba las fauces de alguna bestia descomunal… “¡NO!”, se escuchó gritarse a sí mismo.
El sonido feroz, casi gutural de su propia voz lo sobresaltó, segundos antes de escuchar el estruendo. ¿Qué había sido eso? Sintió como lentamente el terror profundo a lo desconocido lo invadía en oleadas frías, paralizándolo. ¡Ahí estaba de nuevo! Rumores, ruidos indeterminados se escuchaban por doquier, semejantes a arañazos detrás de las paredes, o al martilleo incesante de un centenar de dedos acechándolo a través de las ventanas…
Por el rabillo del ojo creía ver rostros, difuminados, en movimientos sinuosos; criaturas aformes que se aproximaban hacia él con grandes muecas, sonrisas vacías que lo llenaban de espanto. Sentía manos que rozaban su espalda erizando sus cabellos. Le parecía escuchar la respiración pesada de alguien, o algo que lo espiaba. Así había sido por demasiado tiempo. Más del que podía recordar.
¡Y ese maldito frío!
Cerró los ojos, apretó los dientes e intentó distraerse, cubrió sus oídos con las manos y comenzó a hablarse a sí mismo en voz alta, tratando de recuperar la calma. ¡Había funcionado! Las imágenes aterradoras se habían marchado. No había más ruido que el sonido temeroso de sus propios pasos, avanzando, trastabillando por el pasillo. Sin apenas saber cómo, había logrado salir de su habitación.
Aquí afuera el frío había menguado, haciéndose más sutil; pero el brillo mortecino de la luz que se colaba suavemente por debajo de las puertas y a través de las rendijas formaba sombras y siluetas en las paredes que hacían que un sudor helado y viscoso le empapara la frente y el cuello.
Tuvo la sensación de que no estaba solo.
Una repentina corriente de aire agitó con violencia las cortinas llamando su atención hacía el ala de la casa que se hundía más en la penumbra. Un extraño resplandor provenía de aquel rincón. Se acercó conteniendo el aliento, con los músculos tensos, los ojos vidriosos y en la lengua una extraña sensación pastosa.
Y entonces los vio.
Los seres que le habían estado atormentando desde hace tanto tiempo, esos demonios, esas criaturas de sus pesadillas, causantes de aquel frío abismal que le calaba hasta los huesos, estaban reunidas frente a él, haciendo un corro alrededor de una mesa, entonando a una sola voz, con monotonía, esas odiosas palabras que le habían robado el sueño: “Padre Nuestro que estás en los Cielos, Santificado sea Tu nombre”…”¡Bendice Señor esta casa, aleja de ella al espíritu que perturba a los que tienen aquí su hogar, llévatelo lejos a que pague sus culpas y deje en Paz a las personas que aquí moran! Amén.”
Su vista se nublo y una intensa sed de sangre se apoderó de todo su ser. ¿Conque querían echarlo de su hogar, de su refugio? Esta vez, era hora de actuar.
“Ya veremos”, susurró mientras avanzaba flotante y furioso hacia ellos, con una fina sonrisa en sus labios.
El resto fue rápido. ¡Esas criaturas eran tan frágiles! Un poco de fuerza aquí, un movimiento certero acá, y sus cuellos se rompían como delicadas ramas. Algunos —la mayoría— sólo gritaron, otros intentaron huir… los demás no tuvieron tiempo ni siquiera de intentarlo. Sencillamente eran demasiado torpes para entender lo que estaba pasando.
Un montón de cuerpos apilados eran los mudos testigos de la masacre.
¡Ah, qué bien se estaba! ¡Cuánta tranquilidad! Ya no había miedo, no más sombras amenazadoras en las paredes, ni ruidos que perturbaran su descanso. El frío también se había marchado. Ahora sólo le quedaba una intensa hambre
“Me pregunto si…”, murmuró complacido, mientras arrancaba con ansiedad un trozo de carne.
“Sí. Aún disfruto el sabor de la carne humana”.
Y sonrió.
Todo había concluido. Al fin podía volver a descansar.

El Dia de Todos los Santos


Recuerdan cuando de niños siempre nos hablaban de la religion, tratando de que nunca abandonaramos “El Camino de Dios”?. En estos momentos, escribo esto como mi ultima voluntad y espero que alguien capte el mensaje tan horrible que les dejo:
“Ellos te conocen, Ellos te ven, Ellos vendre y te tendran a ti”
Mis dedos siguen con fuerza asi que seguire…
Los Angeles y Dios….. NO LO SON!, Ellos no te protegen ellos no son lo que nosotros pensamos, ellos revuelven nuestra imaginacion y nos hacen creen en cosas diferente, algo alterno. yo descubri la verdad por mi cuenta y ellos son mucho peores que los demonios, si muero no tendre descanso alguno sere torturado de todas formas vaya a donde vaya.
Estaba yo tranquilo, como siempre navegando en mi computador personal, estaba totalmente aburrido fue entonces donde al cerrar el navegador me llego un mensaje instataneo que aparecion en la pantalla con tal rapidez que no lo capte, me senti extrañado porque no tenia ningun programa de mensajeria abierto y no habia dejado ninguna ventana abierta pero lei el mensaje de todas formas. El mensaje Decia:
“El Heraldo de Dios
Si este mensaje te ha llegado es porque tu has sido elegido para poder entrar en “El Paraiso” y solo tienes que retractar todos tus pecados una vez hecho esto un angel vendra por ti.
Te llevara en sus alas y ahi sera el momento en que seras llevado con el mismisimo Dios”
Basura religiosa Pense, asi que cerre el mensaje y instantaneamente salto otro mensaje diciendo: “Dios te ofrece gracia y tu no la aceptas?”, Extrañado pero no asustado cerre el mensaje pense que era uno de esos mensajes multiples de bromas o alguna estupidez para convecer a tontos de la existencia de Dios, pero al cerrar este inicio una grabacion de voz con el reproductor.  Escuche una voz ronca hablando como si estuviera en un abismo diciendo: Dios no esta AQUI! No te dejes engañar NO DEJES QUE TE ATRAPEN Ahora estaba asustado no podia moverme era como si la grabacion estuviera dirijida hacia mi, al ver la barra de reproduccion, no estaba alli, como si la grabacion fuera en vivo y el hombre de la grabacion dijo: ” Quieres saber donde estoy?” yo no dije nada y el dijo “Quieres saberlo?RESPONDE!“  me senti abrumado y repondi Si entonces lo que me dijo fue: “Estoy en el paraiso, el paraiso por el que tanto soñamos no es mas que un paraiso corrupto, un paraiso sin dioses misericordiosos ni angeles brillosos llenos de gracia, TODO ES MUERTE!”.
De pronto se cerro la reproduccion y salto otro mensaje del Heraldo de Dios diciendo: “Es todo, espero que te hayas tapado los oidos porque si no lo hiciste te buscaremos”. Yo sin palabras senti como un frio penetraba mi columna”
El mensaje se cerro y aparecio un mensaje, esta vez no del Heraldo de Dios si no del Heraldo Falso diciendo: “Ahora que nos conoces, El dia ha llegado”
Se cerro….
El calendario de mi computadora se habria y marco una nueva fecha este mismo dia entrepara ver que fecha marco, y habia marcado este dia como “El Dia de Todos los Santos”
Ahora estoy aqui, solo, sin esperanza, sintiendo como  me buscan los santos para hacer quien sabe que. Sabia que la religion tenia una mentira, una mentira inmensa que el Dios por el que tanto oraban tenia un secreto…
En estos momentos escucho pasos en la sala de mi casa, escucho pisadas como de pezuñas, escucho el sonido del filo de sus espadas…



domingo, 10 de junio de 2012

La Casa de los Espejos

En la ciudad de Cádiz existe un caserón abandonado desde hace años en la que se dice que habita el espíritu de una chica asesinada por su propia madre. Su fantasma parece seguir viviendo en los espejos que hay en el casa… 






En la parte antigua de la ciudad española de Cádiz, por la hermosa zona costera de la Alameda Apodaca y frente al monumento del Marqués de Comillas, se yergue imponente una elegante casa de tres pisos y abundantes ventanas que evoca con su arquitectura épocas pasadas.
Cuenta la leyenda que en aquella casa vivía un importante almirante junto a su esposa y su hija. El almirante, que adoraba y consentía a su hija más de la cuenta, le traía un nuevo espejo cada vez que volvía de uno de sus viajes a tierras americanas.
Su hija coleccionaba espejos; y así, como un reflejo del afecto que el almirante sentía por su hija, con el paso de los años la casa fue repletándose de espejos en los cuales la hermosa chica podía mirarse una y otra vez satisfaciéndose con aquella belleza de la cual su padre presumía ante sus amigos y compañeros.
Mientras su madre, sumida en las espesas sombras del olvido, sufría cada vez más celos y su resentimiento hacia su propia hija crecía y crecía cada vez mas.
A medida que el tiempo pasaba, las discusiones y peleas entre madre e hija cada vez eran más frecuentes en los periodos en que el almirante se ausentaba. La relación madre-hija estaba cada vez más contaminada por el secreto odio que había empezado a crecer en la madre, por un sentimiento tan bajo y tan ciego que acabó por arrastrar al crimen a la esposa del almirante.
En uno de aquellos viajes de su esposo la mujer del almirante aprovechó para poner veneno en una bebida y así acabar de una vez y para siempre con aquella hija a la cual terminó viendo como una rival a la que debía liquidar para recuperar el amor que le había sido robado…
Cuando el padre de la joven regresó, se deshizo en llanto al saber que su amada hija había muerto. Según la esposa una terrible enfermedad fue la causa de la muerte.
No obstante, mientras el padre lloraba desconsoladamente en la habitación de su hija, en uno de los espejos que más apreciaba su hija apareció como en un mensaje enviado desde el más allá la escena de lo que realmente sucedió y pudo ver como su esposa ponía matarratas en la comida, un veneno que deterioró a su hija hasta que finalmente murió tras una larga agonía…
Atónito y lleno de ira ante la amarga verdad, el almirante obligó a su esposa a confesar el crimen y se encargó de hacer que fuese condenada a pasar el resto de sus días tras la soledad de las rejas en alguna mugrienta prisión. Sin embargo y pese a haberse hecho justicia, el viejo marinero nunca más pudo vivir en aquella enorme casa en que cada espejo le recordaba a su hija perdida. Por eso se marchó lejos sin importar las consecuencias (dicen que no se volvió a saber de él), dejando tras de sí una casa que permanecería abandonada durante décadas.
Durante ese tiempo la historia de la casa de los espejos y lo que en ella ocurrió empezó a hacerse más conocida y algunos osados jóvenes aprovechaban la noche para entrar en ella a escondidas y demostrar su valentía o investigar si era cierto que allí aún residía el alma en pena de la chica asesinada. Las personas se adentraban en el viejo caserón aseguraban que en la planta superior de la vivienda se podían escuchar llantos y lamentos de niña y en el silencio de la noche el sonido parecía rebotar de forma extraña en los espejos, como si el sollozo proviniera de cada uno de ellos…
Pero si hay algo aún mas escalofriante es el relato de aquellos que osaron romper uno de los espejos, según cuentan en los fragmentos de estos no se reflejaba su rostro, como si el trozo de espejo se negara a devolver su imagen, en su lugar y si uno era tan imprudente como para mirarlo fijamente el suficiente tiempo aparecería la niña muerta reflejada, asomando lentamente su cara con una expresión de ira que haría palidecer al más valiente. Normalmente aterrorizados huían los más rápidamente posible del lugar y mientras escapaban podían ver por el rabillo del ojo como la niña les observaba desde dentro de los espejos que aún seguían intactos.
Actualmente la casa ha sido restaurada, sus paredes se han pintado de verde y en su entrada se ha colgado un cartel que dice: “Alameda Apodaca S.L. Venta de Viviendas de Lujo”. No obstante toda esa fachada es una máscara vacía que no engaña a nadie pues, todo el que conoce la leyenda y cree en fantasmas, mira con cierto temor o respeto aquella casa en la que hace apenas unos pocos años los jóvenes seguían organizando incursiones en grupo o concursos para ver quién se atrevía a permanecer más tiempo dentro del caserón. Ninguno se atrevió a entrar por segunda vez…

El Diablo en el Espejo

Algunas de las leyendas urbanas más comunes tienen en común el factor de un grupo de jóvenes que retan a alguno de sus miembros a realizar una invocación. Siempre aparece algún “valiente” para demostrar que no tiene miedo y se ofrece a desmentir la leyenda. El resultado suele ser fatal.






Unos amigos se reunieron aprovechando las fiestas navideñas para compartir una noche de alcohol y risas en mitad de un descampado. Como es habitual en este tipo de reuniones sin saber como empezaron a contar historias de terror y leyendas que conocían. Un par de ellos escuchaban asustados las escalofriantes historias que se contaban, pero la mayoría que ya llevaba un par de copas de mas, aprovechaban para bromear y tratar de asustar con un grito o saltando sobre los amigos cada vez que la narración hacía un silencio.
Sin embargo cuando Alberto comenzó a contar su leyenda todos se quedaron como petrificados:
“En Nochebuena, justamente a las 12 de la noche, el Diablo hace la inspección en la Tierra, la única en el año, así que si queremos verle tiene que ser ese mismo día a esa misma hora. Vete al baño, puesto que es el lugar más propicio para realizar el evento, y cierra la puerta. Enciende 12 velas, a poder ser negras, apaga la luz y sitúate enfrente del espejo. Cuando quede poco para que sean las 12, cierra los ojos y mantenlos cerrados hasta que quede sólo una campanada de las doce que deben sonar. En ese momento el Diablo se aparecerá en el espejo sólo durante un segundo”

Tras terminar su historia nadie sabía que decir, los envalentonados muchachos estaban realmente asustados porque sabían que con las fuerzas del más allá no se debe bromear y la figura del Diablo siempre ha sido una de las más temidas desde el comienzo de la humanidad.
Pero para Pablo era el momento perfecto para hacerse el machito, siempre había sido un segundón en el grupo y nadie le tomaba en cuenta por lo que era el momento perfecto para hacerse el valiente:
“¡Eso es mentira y yo lo puedo demostrar cuando quieras!”
Todos se giraron a mirarle y rápidamente Alberto contestó:
- ¿Si tan valiente eres por qué no lo probamos? Dentro de un par de días será Nochebuena, yo mismo pongo las velas. Pero si te echas atrás te tendrás que comer las doce velitas delante de todo el grupo en año nuevo.
-Ok, pero si lo hago y te demuestro lo contrario ¡Quien se comerá las velas serás tú por bocazas!
El grupo se rió y pasados unos minutos todo parecía haber quedado olvidado, pero para Alberto eso había sido un desafío a su autoridad como el líder del grupo y no iba a quedar así. Por lo que un par de días después se presentó en la casa de Pablo con una bolsa que contenía doce velas negras, una biblia satánica que le había prestado un amigo gótico de su hermana, un pentagrama con la cabeza de un carnero y una cámara capaz de grabar en la oscuridad que su padre guardaba en uno de los armarios como si fuera de oro.
Su intención era que cuando Pablo viera lo “completo” de su ritual de invocación se echara atrás y le pidiera disculpas pero lo que no se podía esperar es que el chico reafirmado en su intención de hacerle comerse las velas frente a todos en la fiesta de Año Nuevo bromeara sobre el tamaño de estas:
- ¿Qué pasa Alberto que no las había más grandes? ¿Tanto miedo te da tragártelas delante del grupo que has ido a comprar velas de cumpleaños?
- Tú tranquilo Pablito que cuando te cagues del susto al menos las llamas de las velas ocultarán el olor.
Alberto entró en la casa de Pablo y sin dirigirle ni una mirada mas pasó al baño de su habitación.
Tal y como había visto en varias páginas de invocaciones que había encontrado en Internet colocó cinco de las velas en cada una de las puntas del pentagrama, cuatro de ellas a los lados del espejo y las tres restantes junto a la biblia satánica que intencionadamente dejó abierta por una página en la que había una especie de invocación  o ritual. La escena del cuarto de baño con el pentagrama iluminado únicamente por la luz de las velas era digno de una película de terror y Pablo a pesar de tener que hacerse el valiente sintió como se le encogía el estómago al pensar que tenía que entrar solo para realizar la invocación.
- Bueno chaval hasta aquí puedo estar yo en el baño- dijo Alberto con voz socarrona – por si te echas atrás en el último momento y abres los ojos antes de tiempo te he colocado una cámara de vídeo ¡Mucha suerte, espero que la leyenda no sea cierta porque de lo contrario no creo que lo cuentes! – dijo intentando darle aún más miedo – Yo te espero aquí fuera para que no te de por salir corriendo.
Pablo se encontraba dentro del baño con la luz apagada, faltaba menos de un minuto y ya sentía como las gotas de sudor le caían por la frente. Una cosa es hacerse el chulito delante de todo el mundo pero otra era encontrarse con ese escenario aterrador y disponerse a invocar al mismo Diablo por una apuesta. Sin embargo reunió todas sus fuerzas para no salir corriendo y cuando Alberto le avisó cerró los ojos.
Pocos segundos después escuchó la primera campanada del reloj que tenían sus padres en el salón, el miedo que tenía y el silencio era tal que cada una de ellas parecían sonar cada vez más lentas. Al tener los ojos cerrados no percibió que con cada campanada se apagaba una vela, como si el mismo Diablo estuviera consumiendo cada una de ellas al ritmo necesario para que se apagaran simultáneamente a cada uno de los “clang” del reloj. Al sonar la campanada número once, tal y como le había indicado Alberto, Pablo abrió los ojos…
Alberto al otro lado de la puerta del baño esperaba que Pablo se echara atrás y saliera en cualquier momento, pero tras sonar la última campanada todo quedó en silencio. Llamó a su “amigo” pero no obtenía respuesta, ya había transcurrido más de un minuto y Pablo no salía así que decidió abrir la puerta. Al abrirla todo estaba a oscuras y sólo se escuchaba una respiración ahogada en el suelo, un fuerte olor a azufre inundaba el lugar y Alberto sintió que algo iba mal. Encendió la luz del baño y se encontró al otro chico con la cara desencajada del miedo mientras se llevaba fuertemente la mano al pecho.
De puro terror había sufrido un ataque al corazón y lo único que alcazaba a decir era:
“Lo he visto, lo he visto”
Al llegar al hospital los médicos no salían de su asombro, el corazón parecía estar bien y perfectamente recuperado, no obstante el chico se encontraba en una especie de shock y no hablaba con nadie, salvo para repetir una y otra vez que “lo había visto”.
Días después salió del hospital perfectamente recuperado, al menos físicamente ya que nunca volvió a ser el mismo, se convirtió en una persona asustadiza y retraída que frecuentemente se quedaba pensativo y en silencio a mitad de una conversación.
Alberto por su parte nunca se atrevió a ver lo que contenía la cinta y decidió tirarla a la basura junto a los objetos que se habían usado en la invocación. Quien sabe si algún día alguien la encontrará y podrá presenciar que fue lo que vio Pablo antes de que se apagara la última vela. Por su parte Pablo sabe que volverá a ver al Diablo el día que muera, ya que éste vendrá a reclamar su alma en persona.

miércoles, 6 de junio de 2012

Saga El viaje


El Viaje (Parte I)


Se acabó. No lo soporto más. He tomado una decisión, y voy a seguirla hasta las últimas consecuencias. Escribo esto por varios motivos. Primero, no estoy loca. No lo estoy. Trato de convencerme a mí misma de que no es así. Segundo, si fallo… si fracaso, tengo la esperanza de que alguien encuentre y lea esto, y se entere de la verdad. Finalmente, si triunfo, será una disculpa, una explicación de mis razones.
Lo que me espere después, no me importa. ¿Cárcel? ¿Manicomio? Cualquier cosa será preferible a pasar una noche más, un instante más junto a ella. O junto a eso. Lo que sea en lo que se haya convertido. Ahora duerme, acaba de comer, así que creo que tendré suficiente tiempo para terminar. Estoy plenamente convencida de que ya no es humana. Y pido por su alma, donde quiera que se encuentre, así como espero que alguien pida por la mía.
¡Dios! ¡El terror, el Infierno que he vivido!
Todo comenzó hace poco más de un mes. Yo acababa de terminar la Universidad, Eva había sido mi pareja durante 6 años, así que la conocía perfecto. Es por eso que me llena de rabia no haber notado antes que algo andaba mal… Me contó acerca de un “viaje de descubrimiento espiritual” que un amigo le había recomendado. Ninguna de las dos teníamos por el momento ninguna obligación, así que acepté con tal de darle gusto. Ella siempre se había interesado por todo lo metafísico y esotérico. Decía que un viaje de esa índole podía acercarnos de una manera “cósmica”.
Casi sonrío al recordar tamaña estupidez.
Como sea, planificamos el recorrido, todo un trayecto difícil hacia un pueblito en medio de la nada, bastante más allá de la sierra, internado en una zona boscosa y agreste, y alejado de toda comodidad citadina. No había televisión ni radio. Ni siquiera los malditos celulares tenían cobertura, ni hablar de internet.
Nos recibió una vieja curandera, con más aspecto de bruja que de “guía espiritual”, asegurándonos que estábamos “a punto de tener una auténtica conexión con el Universo”. Los misterios más profundos de nuestro ser, nos serían totalmente revelados, adquiriríamos una nueva conciencia, una perspectiva más amplia de todo. Una epifanía. ¡Basura!
Yo me sentía más cansada que otra cosa, después del ajetreado viaje y los preparativos, pero Eva estaba feliz, terriblemente emocionada, y me rogó que diéramos comienzo al “ritual” de inmediato, esa misma noche.
Cuando llegó el momento, y sin mucha ceremonia, la anciana nos llevó a una especie de ciénega, o pozo de agua pantanosa, iluminada levemente sólo por las llamas de una fogata que unos tipos de aspecto nada confiable se ocupaban de avivar. Nos instó a que nos quitáramos la ropa, y que nos sumergiéramos en las turbias aguas que teníamos enfrente.
Yo miraba desconfiada a los hombres que se encontraban a tan sólo algunos metros de nosotras, pero Eva no lo pensó dos veces, se desnudó y se metió al agua.
Al ver que yo dudaba, me animó, llamándome: “¡Angie!”, mientras juntaba sus manos en actitud de ruego, e inclinaba un poco su cabeza hacia la derecha, haciéndome ese gesto de puchero con el cual ella sabía que yo no le podía negar nada. Di un hondo suspiro, y despojándome de mis prendas, me deslicé silenciosa y resignadamente en el agua junto a ella, lanzando una última mirada recelosa hacia atrás, procurando quedar oculta por los árboles que nos rodeaban.
El resto… es algo confuso.
La vieja nos dio a comer algo, una especie de durazno seco y amargo que nos dijo que colocáramos bajo la lengua. Después de unos instantes, y cuando sentía la boca adormecida y con un leve hormigueo, comenzó a canturrear una tonada en un extraño dialecto gutural y mezclado con alguna clase de aullidos que me erizaron aún más la piel, mientras nos sumergía completamente en las heladas y obscuras aguas.
Lo último que vi, fue a Eva hundiéndose con una sonrisa y un poco de temor reflejado en los ojos, con el reflejo de una luna extrañamente rojiza  que se ocultaba lentamente detrás de un manto de nubes negras. “¡Te amo!” alcanzó a murmurar, antes de ser cubierta totalmente por la obscuridad del pantano.
Tuve muchas visiones, nada en concreto, o nada que pueda recordar con claridad, excepto una: Me encontraba en medio de un desierto, iluminado por la luz plomiza de un Sol pálido y mortecino que alumbraba tenuemente un grupo de criaturas antropomorfas que, a unos metros de donde me encontraba, se entretenían en roer los huesos de alguna especie de animal grande. Había estrellas cayendo con un quejido e impactándose contra el resquebrajado y árido suelo. Una de ellas, cayó cerca de donde estaban esos seres, quienes voltearon sobresaltados, pero sin haberse dado cuenta de mi presencia todavía.
Al apartarse un poco de su presa, pude darme cuenta de que lo que devoraban, era un ser humano, tras lo cual lancé un pequeño grito que se escurrió como agua de mis labios tiñendo de un color púrpura la tierra dura bajo mis pies.
Uno de esas cosas, una hembra a juzgar por sus formas, lanzó un gruñido y levantó su vista hacia mí. Se me acercó con rapidez, salvando ágilmente la corta distancia que nos separaba, y comenzó a olfatearme, primero los muslos, subiendo lentamente por mi vientre hasta mi pecho, y terminando en mi cabello. Emitió un leve gruñido de satisfacción y sonrió de una manera tan atroz, que sentí el suelo desvanecerse bajo mis pies y caí pesadamente, completamente en pánico.
Dio un chasquido con la lengua –muy larga, de una tonalidad negruzca con manchas rosáceas- y los otros seres se levantaron y comenzaron a correr hacía mi. Yo pegué un alarido tan intenso, que todo a mi alrededor se tiñó de púrpura, y me vi envuelta en llamas violáceas que lo consumieron todo.
Después, nada.
Sólo silencio y una obscuridad aterciopelada.

El Viaje (Parte II)



Cuando desperté, no estaba segura de lo que había sucedido. La cabeza me daba vueltas, y mis labios estaban tan resecos que se habían llenado de pequeñas cuarteaduras. Me ardía la piel, y tenía el cuerpo completamente lleno de moretones y rasguños. Era ya de día, y los rayos del Sol caían pesadamente sobre mí a través de las escasas ramas de los tristes árboles que circundaban la zona. Cuando logré tomar conciencia del lugar en el que me encontraba, intenté ponerme de pie. Avancé, tambaleante,  por el sendero que conducía de la ciénega hacia el campamento y busqué desesperadamente mis ropas. Ni de ellas ni de Eva había el menor rastro.
El corazón me dio un vuelco en el pecho al darme cuenta de que Eva no estaba, me invadió un vértigo tan atroz que por poco me derrumba. Me sentía completamente aterrada, sola, desamparada, perdida en medio de la nada. Mis manos me temblaban y las lágrimas manaban copiosamente por mis mejillas, escurriéndose por mi cuello y nublándome la vista. Lo único que pude hacer, fue llamarla a gritos, pero no hubo respuesta. Pensé lo peor, secuestro, trata de personas, tráfico de órganos, mil ideas se agolpaban en mi cabeza y hacían fluir la adrenalina. Como pude traté de cubrirme la desnudez con algunas ramas y me dispuse a tratar de encontrar el camino que llevaba hacia el pueblo.
Apenas había avanzado un centenar de metros cuando vi algo que me paralizó: la ropa de Eva, la que se había quitado al comenzar el ritual, yacía en el suelo, en parte hecha jirones y manchada con sangre, ya seca. Me sentí morir, la tierra desapareció bajo mis pies y caí, rompiendo en llanto, presa de la más absoluta desesperación. Se me vinieron a la mente un cúmulo de imágenes de ella… sonriente, abrazándome, besándome… Y al final, me la imaginé muerta, asesinada vilmente. Sentía que el corazón me iba a explotar de dolor, y lancé al cielo un grito desgarrador. Nuevamente, todo se obscureció frente a mí, y al menos por un instante, dejé de sufrir.
Me desmayé.
Como producto de una fiebre repentina, tuve visiones de Eva. Siempre de Eva. Llenando mi mundo. Juntas. Tomadas de la mano. Felices. Y, sin embargo, podía percibir que algo siniestro rondaba, acechándome como una bestia a su presa. Un terror sin nombre, e incorpóreo, flotaba en el aire, envolviendo mis sueños en una neblina de pesadillas. El miedo me invadió cuando Eva lanzó una carcajada, y se esfumó de mi lado. Corrí tan deprisa como mis piernas me lo permitieron, llamándola en medio de mi loca huida. Llorando. Suplicando. De repente, unas garras con una fuerza descomunal me sacudieron con violencia por los hombros, y me vi lanzada por los aires, yendo a caer directamente en las fauces abiertas de una monstruosa criatura aforme, surgida de desconocidos abismos. Con un alarido, me desperté bruscamente.
Eva estaba sonriente, junto a mí.


El Viaje (Parte III)




¿Que sucede, cariño? ¡Parece que hubieras visto un monstruo!- me dijo, con una sonrisa traviesa.
-Eva… ¡Eva! ¿Estoy soñando todavía? ¡Por Dios, dime que no es un sueño!- dije, entre lágrimas.
La cara de Eva denotó sorpresa y preocupación.
-Angie, ¿qué tienes? ¿qué pasa? ¡Mírame! ¡Tranquilízate, por favor!- comencé a sollozar y ella me rodeó con sus brazos al verme que lloraba sin control y estaba temblorosa como una hoja.
-¡Eva, tenía tanto miedo! ¿Dónde estabas? ¿Dónde está esa desgraciada vieja?
-Angie… me estás asustando. ¿De qué hablas? Estábamos en el pueblo, tu dormías… ¡Tú eres la que se había perdido! Me tenías tan agustiada… ¿Qué es lo que pasó? ¿Qué recuerdas?
-Nada, yo… estábamos en el agua… y… tuve pesadillas… ¡horrendas pesadillas! Vi monstruos, criaturas asquerosas, ¡y cuando desperté no estabas! Yo estaba sola a orillas del pantano… Dios, me duele todo- dije, y me acomodé en su regazo. Ella acarició mi frente con ternura y me dio un beso.
-A ver, cariño… Lo primero que hay que hacer, es ponerte algo de ropa. No es de señoritas decentes andar corriendo desnudas por ahí, ¿sabes?
Ella se veía tan normal. Tan fresca como si nada hubiera pasado. Se había puesto ropa limpia y traía consigo una pequeña mochila, de la que sacó algunas prendas que me ayudó a ponerme. Yo me sentía débil, y profundamente perturbada aún.
Aún nos quedamos tiradas en el suelo un tiempo indefinido. De repente, cambió de expresión, y me dijo:
-Es mejor que nos vayamos. Pronto caerá la tarde y por aquí obscurece más temprano. No conocemos bien la zona, y puede ser peligroso. Anda, levántate. Yo te ayudo- me sonrió.
-Pero… pero…
-Pero nada, cielo. Anda. Haz lo que te digo.
Estaba confundida y con un sopor producto del desgaste emocional del cual había sido presa poco antes. No le discutí más. Nos levantamos y comenzamos a caminar.
Durante el trayecto, pude notar que Eva se veía… diferente. Llena de energía. Su paso era firme y decidido, incluso iba canturreando algo, dando pequeños grititos y haciendo ruiditos de satisfacción. De vez en vez, volteaba a su alrededor, como buscando algo. Cuando notaba que la veía fijamente, sólo sonreía y me hacía guiños con los ojos.
El camino hacia el pueblito fue largo, una caminata mayor de la que recordaba. Me daba la impresión de que habíamos rodeado mucho más de lo necesario, pero Eva aseguraba que así era mejor. Me daba la impresión de que conocía los alrededores mejor de lo que decía. Pero ¿cómo era eso posible?
Cuando finalmente llegamos, mis pies estaban tan hinchados que sentía que hervían y que reventarían en cualquier momento. Mi primera sensación fue de inquietud. Un tremendo presagio me hacía mantenerme alerta. El instinto, o quizá el sexto sentido, me decía que algo no andaba nada bien.
Por principio de cuentas, no había nadie. Absolutamente nadie. Las casas estaban vacías, y se notaba a leguas que había pasado algo. Algunos muebles fuera de su lugar. Parecía como si hubieran partido con grandes prisas. Le comenté a Eva lo raro del asunto, ella solo se encogió de hombros y comentó que poco antes de que ella saliera a buscarme, todos se habían ido al monte, a celebrar alguna especie de festividad propia de la región. Su respuesta parecía… algo que se hubiera sacado de la manga. Pero como no tenía razones para mentirme, le creí.
Juntamos nuestras cosas –no eran muchas- y nos dirigimos hacia la camioneta. Eva jamás manejaba, pero me pidió hacerlo. “Te ves cansada” explicó. Le di las llaves, nos subimos y emprendimos el camino de regreso a casa. Nuevamente, Eva se veía extraña. Con una especie de confianza que no era habitual en ella. Conducía de manera agresiva, e iba acelerando cada vez más, hasta que excedió considerablemente el límite permitido.
-Tranquila, sé lo que hago- me dijo con una mueca burlona al notar mis ojos de alarma cuando vi que íbamos a más de 260km/h.
En poco tiempo llegamos a la ciudad. Mi celular volvió a tener señal, y yo por fin me sentía en mi ambiente. A salvo. Estábamos a unos cuantos minutos de llegar a casa.
Eva seguía canturreando esa tonada rara de hacía unas horas, mientras yo dormitaba. Las pesadillas no me abandonaban, monstruos sin rostro se peleaban por mi carne, cada uno intentando devorarme por completo. Abría los ojos a medias, y veía a Eva. ¿Se veían sus ojos más grandes y obscuros de lo normal?
De repente, desperté sobresaltada.
La canción era la misma que había entonado la anciana en el ritual, la noche anterior.

El Viaje (Parte IV)




Y entonces, lo recordé. La imagen vino a mí de golpe. ¿Cómo no lo recordé antes?
Pasé saliva con dificultad, y comencé a hablar:
-Eva…-la voz me temblaba- yo vi tu ropa, ensangrentada y desgarrada antes de desmayarme. Antes de encontrarte. Antes de que  me encontraras. ¿Qué hay de eso?
Ella sonrió, con la expresión de un jugador de ajedrez que ha visto que su rival hace un movimiento interesante. Y su boca se me figuró desproporcionalmente grande por un segundo.
-No lo sé. Esa ropa nos la quitamos, ¿recuerdas? Quizá algún animal la tomó e hizo con ella lo que viste.
Su respuesta sonaba lógica. Pero algo no me gustaba. Sentía un estremecimiento por toda la espina dorsal. Mi sexto sentido me alertaba no bajar la guardia. Los vellos de todo mi cuerpo comenzaron a erizarse.
-De acuerdo. Pero… aún no me dices cómo fue que llegaste tú sola al pueblo. Desnuda. Además parecías conocer bien la zona. Y…
-Angie, ¡por Dios!-me interrumpió- ¿qué son todas esas marañas que traes en la mente? ¿Te encela la idea de que tu niña ande paseando por ahí, sin ropa alguna?-rió, intentando sonar alegre, pero su risa sonaba hueca.
-Es sólo cansancio, amor -continuó-. Anda, bajemos del coche y vayamos a dormir un rato. Estoy segura de que en cuanto despiertes, te sentirásmucho mejor.
Esto último lo dijo en un tono casi de burla. Definitivamente, sus ojos se veían más grandes.
Tomamos nuestras cosas y nos dirigimos a la casa. Eva entró primero, yo me quedé un poco atrás y volteé a ver con nostalgia, la ciudad detrás de mí. Por algún motivo, tenía miedo. Hubiera dado cualquier cosa por no estar a solas con ella. Imaginé a todas las personas viviendo sus vidas despreocupadas, libres. Con temores mundanos. La renta, la escuela de los hijos, el trabajo, la inseguridad… No como yo, que sentía que me introducía en la guarida de un monstruo.
Eva volteó a verme, inclinó un poco su cabeza y me extendió la mano. Con un suspiro de resignación, la cogí apenas de la punta de los dedos y entré.
Esa noche fue la primera de mi tormento.
Hacía ya rato que estábamos acostadas, y yo no lograba conciliar el sueño. El reloj marcaba la medianoche, y me sentía temblorosa, frágil.
De repente, sentí los dedos de Eva recorriéndome la espalda, con intenciones que yo conocía muy bien. Lentamente comenzó a besarme el cuello y a acariciar mis hombros, sentía su aliento en la nuca y en mis oídos, y por alguna razón, me repugnaba. Me parecía oler algo pútrido. Sentí que sus dedos se acercaban sigilosamente hacia mi vientre. Me alejé un poco y apreté los muslos.
-Eva…-murmuré, fingiéndome casi dormida- tengo sueño, cariño…
-¡No!-dijo con violencia al tiempo que me sujetaba fuertemente por las muñecas y me volteaba hasta ponerme boca arriba. Su cuerpo presionaba contra el mío de manera que me lastimaba. Su rostro estaba justo frente a mí. Sus facciones con la escasa luz tomaban un aire perverso. Mi corazón latía aceleradamente, por el terror que la situación me producía. Aflojó un poco la presión de las manos y se encaramó encima de mí un poco más.
-Tenía tantos deseos de que estuviéramos solas… ¿Lo entiendes, preciosa?- No respondí.
Se inclinó sobre mi estómago y dio un profundo respiro, como tratando de llenarse de mi olor.
Comenzó a lamerme despacio, desde el estómago pasando en medio de mis senos y después hacia el cuello, para terminar en mis mejillas.
Cuando vi su cara nuevamente, no pude reprimir un grito ahogado de angustia. ¡Su lengua! Era muy larga, de una tonalidad negruzca con manchas rosáceas.
Lanzó una carcajada, echando la cabeza un poco hacia atrás, después me sujetó con fuerza y me mordió en el hombro. Sentía mi sangre mezclada con su saliva fluir hacia la cama, manando en abundancia, y un dolor que me paralizó todo el costado izquierdo.
Quise gritar, pero Eva cubrió mi boca y mi nariz con su mano. Comencé a llorar y a sentir que me ahogaba, intentaba jalar aire con desesperación, pero ella era demasiado fuerte. Estaba completamente encima de mí, entretenida en causarme el mayor dolor posible.
Sentía su cuerpo sudoroso restregarse contra el mío. Y el asco me hacía seguir luchando.
Poco a poco, al dejar de recibir oxígeno, comencé a perder la conciencia. Me sentía morir. Mi llanto continuaba, silencioso, y mis pulmones estallaban, implorando un poco de aire. Me sentía débil y casi no noté cuando Eva se quitó de encima de mí. La escuché salir a la calle, e intenté levantarme, ¡huir!… pero el cuerpo no me respondía. Sencillamente estaba demasiado aterrada y exhausta, por no mencionar el lacerante ardor que me destrozaba el hombro.
Después de unos minutos, Eva regresó. Lo último que escuché fue el sonido de sus dientes masticando algo, que no quise saber que sería, y después, nuevamente la obscuridad absoluta.